Hace años, en mi última mudanza, encontré fichas de mis personajes de rol del año 2000 y los siguientes. Pero las fichas de los más míticos faltaban, entre ellas la de Miau; si rebusco, igual encuentro la del que sería probablemente mi segundo personaje, Syrnen Avensyr, un elfo oscuro sacerdote de Set.
Ya sabéis que yo siempre he estado flipado con el Ravenloft 2, a pesar de que mucha gente lo considera mediocre; lo más que admitiré a estas alturas es que es repetitivo. Entonces, este fulano era sacerdote del Set que aparece en ese juego; más bien el dios egipcio, un tanto modificado, antes que el Set de la peli de Conan de 1982. Es el dios de los secretos, el veneno y la astucia usada para malos fines. En aquella época no creo que nos dejaran hacernos drows, porque jugábamos a niveles bajos. Por lo tanto, para ser más gañanes, eran básicamente elfos malvados de pelo negro: unos clones de Dalamar. ¿Qué pintaba un elfo oscuro adorando a ese dios? Allá películas.
Recuerdo sus andanzas por los "dungeons", una de las cuales fue fatal y resume un poco la clase de partidas que jugábamos, y mi posición en el grupo desde el punto de vista del master, que seguía siendo el mismo. Esto era probablemente invierno del año 2000. Un chico juerguista que jugaba con nosotros encontró un arma maldita. Como solía jugar ladrones, no tengo ni idea de cómo supo que lo estaba. Se le metió en la cabeza la idea de dármela, pero yo pasé del tema. Entonces, cogió dos ramas (¿ramas en un dungeon?) las cuales aplicó a los extremos del arma, que debía de ser una espada o algo así. La levantó y se la tiró encima a Syrnen. El arma era chunga de verdad y debía hacer daño al que la blandiera; y digo bien, había que empuñarla, no valía con tocarla de rebote, pero al master le pareció divertido matarme de una manera tan cutre. Aunque siendo Syrnen algo así como Neutral Malvado, a lo mejor era todo lo contrario y era un arma sagrada. Ya no sabré la respuesta, ni tampoco me importa mucho.
¿Por qué teníamos la necesidad de ser tan gañanes? Porque en nuestro grupo de juego se instaló la paranoia, alimentada por el master. Gustaba de engañar a los personajes desde una posición ventajosa. Si ayudabas a un PNJ, te salía rana. Había ya desde un inicio personajes malvados en el grupo que actuaban como debían, es decir, como psicópatas. Por lo tanto, tuve que probar yo también a jugar con personajes malvados, aunque no me salía, y el resto seguían convirtiendo a mis personajes en puré.
Esa partida era bastante absurda y descacharrante, pero tenía su cosa, quizá por jugar junto al resto de amigos, y era mi primera partida. Acabó después del verano del 2000, cuando decidimos dejar de quedar con aquel master por sus reiterados desplantes. En ese momento, mi hermano andaba preparando su propia partida, al principio inspirada en el Baldur's Gate (al que luego cogió asco y nunca más volvió a jugar, se pasó al WOW), que también sería a su manera una ida de olla, pero al menos con un sentido. A mi hermano le he visto que tiene la manía de darte medios que no son suficientes para enfrentarse a los retos que plantea. Rácano con objetos, rácano con hechizos para el mago, sólo rara vez te da algo que merece la pena, y hay que interpretar como si fueses un desarrollador de D&D.
Además pasó algo poco edificante, en esa otra partida decidí llevar un mago a pesar de los peligros: ya sabéis, te pasas los primeros niveles temblando, rezando y haciendo que tu grupo te salve. Una amiga, siempre con su tono duro, decía que me sería demasiado difícil llevarlo por su complejidad (?). Sólo había que mirarse un poco los hechizos, ya no recuerdo exactamente cómo los conseguía, si tenía que localizar pergaminos o me los pasaba mi maestra (creo que era una mujer). De la ficha que conservo, los conjuros no son gran cosa, pero al menos hay variedad. Sé que tenía miedo a lanzar golpe de rayo en espacios cerrados, lo cual no es nada tonto. La verdad es que a pesar de que tenías que pasar tiempo mirando los hechizos que había, más o menos quedaba claro, tampoco era nivel pro como me hacían ver. Hombre, claro, comparado con un Ranger, pues sí, era más complejo.
Hubo otras partidas, como una campaña que dirigió otra chica del grupo en el año 2000, en su propio mundo. También improvisaba de lo lindo, y era campaña de alta mortandad, porque dejaba hacer a los macarras lo que quisieran. Las experiencias allí fueron una de las cosas que condujeron a la salida del primer master y su novia del grupo.
El Baldur's Gate, el primero, ya que el segundo lo tuve al final de 2001, marcó bastante mi adaptación a las reglas de Segunda Edición. Fue una guía inconmensurable para plantear personajes. Hoy en día no creo que recuperase las reglas de Segunda, pero sí que recuperaría aventuras y lore.
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