Nostalgia D&D - Hoy, Ravenloft the Stone Prophet

 Este es uno de los juegos más especiales de mi vida, que tuve en 1996 gracias a una colección de fascículos de Planeta de Agostini, una práctica habitual en aquella época la de dar juegos de este estilo en los quioscos. Hasta la llegada de Baldur's Gate fue el juego que más me enganchaba.

Ravenloft 2 no sólo es uno de los mejores juegos de mazmorreo de la historia (los "dungeon crawlers"), sino que cuenta con la ambientación creada por Tracy Hickman para TSR. En este caso, un árido desierto (perfecto para jugar en verano) con aire egipcio y algunas catacumbas bastante siniestras. Mi prefe, las "Burial catacombs" o en el español mal traducido que tuvo este juego, las "catacumbas enterradas". Donde encontramos algunos tesoros bastante interesantes, pero que palidecen con otros más avanzada la aventura.


Una captura del juego, donde vemos el ecléctico elenco: un wemic, un drogadicto, un (o una) alcohólico, y un troll del desierto.

La historia no es nada complicada, las brumas de Ravenloft han llegado a las afueras de la ciudad de Elturel en los Reinos Olvidados, y Lord Dhelt manda a un par de guardias para investigar, que son nuestros personajes, aunque podemos jugar con uno sólo y rellenar con los que nos encontremos en la aventura. Una vez cruzadas las brumas, nuestro objetivo será simplemente escapar de Ravenloft, pero para ello tendremos que ayudar a toda la gente que podamos... ¿no pensaríais que en una aventura de Ravenloft os van a dejar ser malvados, no? De hecho, no se puede escoger ningún alineamiento malvado, a lo sumo neutral.

Nuestro archienemigo es el Lord Oscuro de Har'Akir (la nación que dobla como Egipto faraónico), la momia Ankhtepot. Un tipo que da muchos problemas en la fase final del juego, y es que ni siquiera llegamos a derrotarle en ningún momento que nosotros veamos, aunque la secuencia final deja ver que todo son albricias y zapatetas en Har'Akir, y como que ya su toque corruptor que produce enfermedad no afectará más a sus pobladores. La forma de librarnos de él es enfrentarle a su archienemigo, el sumo sacerdote del dios Ra.

El juego tiene cosas curiosas como la derrota de la momia Senmet (relacionada con Ankhtepot) pero quizá lo mejor es el "loot" (equipo). Mi preferida es la Cimitarra de Velocidad, que creo que se encuentra en la Esfinge aunque me puedo equivocar. Allí también encontramos unas mallas élficas, perfectas para Piotra el ladrón gitano. También existe un anillo de protección +4, la espada del wemic Hrak Tur (los wemics son una de tantas razas de D&D, cuerpo superior de humano, cuerpo inferior de león) que pega buenas toñas, la armadura dorada que te dan en la mazmorra final, y más.


De cuchipanda de camino a las catacumbas enterradas, donde los trolls tienen su base.

Diría que a pesar de que mucha gente no lo conoció o incluso lo criticó en su momento, los que lo jugamos cerca de su lanzamiento (1995) lo apreciamos bastante, y lo rejugamos de vez en cuando.

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