lunes, abril 9

Historia de Magic MTG - Review #1: Los Thran


La noticia más impactante para mí en lo que va de 2018 ha sido la reedición en formato electrónico de las novelas de Magic de hace 20 años. Están tanto en Amazon como en Google, y probablemente el motivo de rescatarlas es la salida de la colección de Dominaria, para empaparnos bien de la ilustre historia de este plano originario.

He comenzado por este libro, que salió en 1999 (tiempos de Máscaras de Mercadia), y que por supuesto nunca cayó en mis manos hasta ahora. Cuenta principalmente la ascensión de Yawgmoth y la creación de Pirexia, plano que marcará, ya desde Antiquities, buena parte del trasfondo del juego de cartas.

La técnica literaria de JR King es justita, sirviendo apenas para contar la historia sin problemas. Pero también es fácil de digerir. No es GRR Martin precisamente, tampoco Guy Gavriel Kay. Pero como Yawgmoth es tan badass, se hace fácil de leer al querer más y más de este antihéroe, que recuerda levemente a Palpatine.



El libro comienza con un prólogo de la Batalla del Desfiladero Megheddon, que corresponde a las últimas fases del gobierno de Yawgmoth en el Imperio. Se trata del Imperio Thran, una sociedad avanzada de humanos en Dominaria, que ha disfrutado de centurias de paz hasta la época que relata el libro, que es justo su desintegración y caída (muy al estilo Venganza de los Sith, a pesar de ser varios años anterior).

Los Thran destacan por contar con una casta, la de los artífices, que crean toda clase de ingenios mecánicos y tecnológicos. Dicha tecnología está basada en la energía de las "piedras de poder" (powerstones), que el genio del Imperio, Glacian, fabrica en su "mana rig" (instalación de maná).

El libro comienza cuando Yawgmoth, que es de la casta de los eugenetistas (que vienen a ser médicos, con método científico y todo), es llamado desde el exilio para tratar la extraña enfermedad que comienza a sufrir Glacian. Glacian ha sufrido un ataque en su instalación de maná subterránea, conectada con las "Cuevas de los Malditos" donde la capital del Imperio, Halcyon, manda a todos los desechos de la sociedad, con la esperanza de crear una urbe perfecta. Glacian es "apuñalado" con una piedra de poder por Gix, un líder de los descastados que sonará a los jugadores antiguos de Magic.

Yawgmoth descubre que la enfermedad, llamada "tisis" (phthisis), es consecuencia de la radiación de las piedras de poder, si bien existe gente inmune (él nunca se ve afectado). El entorno de Halcyon es nocivo para los afectados (empieza a haber una especie de epidemia, descubriéndose más casos aparte del de Glacian), al estar esta fuente de energía en pleno uso.

Entretanto Gix, cuyo ataque a Glacian ha sido sólo un aperitivo, impulsa la primera revuelta de los Intocables (los descastados que viven debajo de Halcyon en las Cuevas de los Malditos), que es rápidamente sofocada por Yawgmoth y algunos de sus secuaces, lo que supone el primer acto notable en su carrera hacia el dominio del Imperio... o del Multiverso.

Justo entonces, entre Yawgmoth y sus compinches descubren un tratamiento (que no una cura) para la tisis, que consiste en una solución de metal que absorbe los efectos de la radiación. Por supuesto, esto redunda en el beneficio de la figura pública de Yawgmoth, que ya tiene pie y medio en el gobierno de la ciudad.

Hay otro personaje central, Rebbec, la mujer de Glacian. Rebbec peca de ser un poco ingenua, buscando cómo elevar del fango de la vulgaridad a su pueblo. Ello entronca con la personalidad meliflua de Yawgmoth, que la tiene muy engañada hasta el final del libro. Pero ey, éste es el libro de Yawgmoth y los demás sólo están para acompañar.

Pasa el tiempo y Yawgmoth, ahora con sanadores a su disposición y habiendo reformado el ejército a su gusto, con el fin de que no se produzca otra revuelta de Intocables (que son miles de personas), se dedica a administrar el tratamiento de la tisis. Más tarde se revela que en este tiempo se dedica a subir a la ciudad a sus leales y a expulsar a las cuevas de cuarentena a los escépticos, aumentando su apoyo popular.

Gix vuelve a estar en las Cuevas de los Malditos, habiendo sobrevivido a la primera revuelta. Ahora quiere empezar otra porque se da cuenta de que Yawgmoth diluye la medicación (que él argumenta, es debido a la falta de fondos y apoyo del gobierno Thran). La revuelta fracasa de nuevo, y su resultado es que Yawgmoth obtiene aún más poder en el gobierno.

Más tarde, se introduce un nuevo personaje. Dyfed es una Thran que ha sido dotada del poder de caminar por los planos. Viene a visitar a Glacian en su convalecencia, reconociéndole como un genio creador. No pasa mucho tiempo antes de que Yawgmoth se interese por Dyfed y su habilidad. En varias ocasiones, Dyfed lleva a Yawgmoth y a otras personas a través de los planos para demostrar su habilidad, entre otras cosas, lo que inquieta a Yawgmoth.

Justo cuando Yawgmoth está en el culmen de su popularidad, aparecen en Halcyon unos embajadores de pueblos lejanos. Son enanos, humanos no-Thran, hombres lagarto (viashino), hombres gato, elfos, y minotauros. En el pasado Yawgmoth, mientras estaba en el exilio, visitó sus pueblos sólo para infectarlos con diversas epidemias, para conseguir algunas cosas o simplemente para estudiar sus efectos. Estos embajadores aparecen muy cabreados y dispuestos a hacer que Yawgmoth deje el poder, o de lo contrario declararán la guerra al Imperio Thran. Se emite un voto para ver si Yawgmoth se queda o se exilia, y lo gana por los pelos, creando un cisma en el Imperio, con varias ciudades-estado leales a él y otras tantas que se le oponen. Naturalmente el consejo de Halcyon es inmediatamente depuesto y Yawgmoth asume plenos poderes. También trata a las ciudades-estado opositoras como disidentes.

Así comienza una guerra entre la Alianza Thran (opositores a Yawgmoth) y los alineados con Halcyon, donde él gobierna. En esta guerra se utilizan armas pavorosas, como los cañones de rayos (ray cannon), o armas de destrucción masiva como los cargadores de piedras (stonechargers). Los cargadores de piedras son capaces de aniquilar toda la vida en un cierto radio, al absorberla hacia el interior de una piedra de poder vacía. Las piedras de poder resultan albergar espacios (planos artificiales) en su interior. Además, tal como las bombas nucleares, los cargadores de piedras tienen un efecto secundario, nubes de gas que matan todo lo que tocan.

Sin embargo, Yawgmoth, que está empleando alegremente los cargadores de piedras, descubre una forma de drenar las nubes, con la Esfera de Nulificación, una estación maestra ideada por Glacian que además permite controlar todas las máquinas de guerra del Imperio.

Entretanto Dyfed también ha caído en poder de Yawgmoth, y se mantiene entre la vida y la muerte en un laboratorio de Pirexia, donde el señor del plano intenta averiguar qué órgano le confiere la habilidad de caminar por los planos, para así injertárselo él y poder extender su dominio por el Multiverso.

Rebbec también es llevada a Pirexia y poseída mentalmente por Yawgmoth, que allí es como un dios que controla todo el plano. Aprovechando la ausencia de éste, Rebbec toma el control del plano y administra una muerte clemente a Dyfed, escapando posteriormente.

Después de ver el horror que ha desatado Yawgmoth, la tripulación de la Esfera de Nulificación, que él había asaltado personalmente y a quienes había dado la opción de servir o morir, decide sacrificar sus vidas para lanzar la esfera al espacio, donde se convierte en una nueva luna artificial (la "Null Moon" o Luna Nula). Esto provoca que las nubes letales de los cargadores de piedras ya no son drenadas, con lo que las nubes se acercan amenazadoramente a Halcyon, a la que acabarán por destruir.

Antes de la destrucción inevitable, Rebbec descubre que la piedra de poder que controla el portal a Pirexia, situado debajo de Halcyon en las Cuevas de los Malditos, está implantada secretamente en Glacian. Aunque el cuerpo de Glacian ya está muerto, su espíritu pervive en la piedra. Glacian le pide que selle el camino que conecta Dominaria con Pirexia, para que Yawgmoth no se pueda apoderar del mundo. El libro termina con Rebbec sellando el portal y muriendo a manos de la nube letal que envuelve Halcyon, y Yawgmoth, aunque victorioso, atrapado en Pirexia durante milenios junto a sus servidores.

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