De nuevo tengo que empezar notando el retraso (sin segundas, gente) de la entrada, ya que este capítulo se estrenó hace unas cuantas semanas, y ya la gente que quería saber sobre él se habrá informado. Pero bueno, nunca está de más.
Arranca la cosa en el apartamento de la Inspectora Akane, de donde destaca el mayordomo holográfico y las habitaciones personalizables, como ya pudimos ver en aquel juego añejo llamado The Journeyman Project del cual la gente probablemente no se acuerde.
La Inspectora se pasa todo el puñetero capítulo con un runrún de que ha hecho mal al dispararle a Kogami en el episodio anterior. Va a verle, se lo cuenta a sus amigas, le da la chapa a sus compañeros, así hasta que el tipo duro está levantado de la cama, no sin que ella se disculpe antes y cuestione su propia decisión, a lo que Kogami responde quitando importancia y mencionando seguramente el tema de "Vicious" que pudimos ver al principio mismo de la serie. La escena queda un poco anticlimática, pero bueno.
No me gustan mucho, ni a mí ni creo que a nadie, esos personajes que son supuestamente inteligentes, o al menos el guión lo subraya ("he sacado unas notas del copón"), pero que luego no lo demuestran por ningún lado. La actitud y presencia de Akane es demasiado para achacarlo a ser una novata, ahora directamente empieza a cuestionar que valga para el puesto, y nunca demuestra realmente destellos de inteligencia ni táctica ni profesional ni de ningún otro tipo. Va de un lado para otro y no se aclara. Cuesta creer que ella sea la protagonista estos primeros capítulos, sobre todo en un mundo tan "duro" como nos lo pintan.
Porque no, no es un mundo tan "duro". Es una utopía a lo Un Mundo Feliz en la cual un sistema informático asigna la afinidad de las personas con los trabajos disponibles. Cómo le gustaría a Rajoy tener uno de estos (pero cómo, ¿hablando de política en el blog? Tsk, tsk. El comentario era tan obvio en la España de hoy que tuve que ponerlo). Por un lado vemos gente que vive aparentemente despreocupada, como las amigas de Akane o el Ejecutor de pelo rubio, y luego hay gente chunga como los mismos Ejecutores o los abundantes criminales, que estos últimos resultan un poco cómicos, son gente que de repente se le cruzan los cables y siente el impulso de liarla parda. Me parece que la psicopatía no funciona así pero bueno. Ya nos lo explicarán con más detalle. A lo mejor es que en plan Matrix, el sistema Sybil ese de "utopía-o-matic" asigna el rol de criminal a cierta gente, porque si no es un poco raro. Por cierto, Sybil no es un muy buen nombre para una mente maestra cibernética, suena mucho mejor "Skynet" o incluso "Gaia". Sybil podría ser, perfectamente, una versión de Linux Mint cuando vayan por la S, pero no un superordenador. Es que yo les pongo nombres más cool a mis cachivaches tecnológicos, como "Revy", "Morita", "Xayide", "Rin"...
En fin, un capítulo de transición que no aburre y aunque Akane es un poco cargante con su inseguridad, tampoco llegamos a hacernos un facepalm.
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