sábado, enero 22

Rio Rainbow Gate: la serie Omega llega al anime.

¿Qué es esto? ¿La nueva atrocidad salida de la mente de los productores más yonkis? Pues algo así.

Rio nunca podrá ser una serie buena. Es el típico título que uno ve por diversión y algo de masoquismo, o bien cabezonería. Algo así como Omamori Himari en mi caso. Espera... ¿qué tenía de divertido Himari? Bueno, olvidémoslo.

Resumamos la premisa de la serie. Una croupier tetona y de físico apabullante, que responde al nombre de Rio Rollins, atiende a los clientes en el casino Howard Resort. En el proceso, reunirá las 13 cartas "mágicas" (todavía no sé si sí o si no) que la convertirán en la mejor croupier del mundo. FIN.

Los más avispados habréis podido notar como este argumento es un caldo de cultivo para el ecchi más basto y sin escrúpulos. Al ver la serie, además, uno corrobora de primera mano cómo la cámara apunta al busto de la protagonista sin pudor. Porque el desarrollo podía haberse dedicado al juego, mostrando partidas intensas de póker, dados, etc. Pero no. Es una serie que funciona en un registro de irrealidad buscado expresamente (rozando el esedé y alcanzándolo a veces).

Que sí, que yo era fan de esas fases festivas del Sonic (como Casino Night o Carnival Night), que me mola mucho el capítulo del casino de Cowboy Bebop (pero que es como comparar a Dios con un mendigo). Porque sí, AMO los colores pastel y cómo los japoneses dibujan los días soleados. Hace que esperar al verano sea más llevadero. Y un inciso: no tiene mucho sentido ver un anime "de verano" como Asobi ni Iku yo en pleno verano, me parece redundante. Mejor ponerla en enero para que tengas algo con lo que calentarte (¿en más de un sentido?). Pero que como tenga que tragarme, pongamos, 24 capítulos de esta bazofia voy listo.

El tercer capítulo es sublime, lo más cutre salchichero que he visto yo en un anime. Porque una cosa es una serie mala, que intenta algo y no lo consigue, como Ookami Kakushi. O una serie de bajos vuelos y mínima ambición: Amagami SS. Lo jodido es que Rainbow Gate es original a la par que insulsa, estimulante a la par que WTF. Original por lo estrambótico y singular del planteamiento, claro. Lo malo será que no nos libremos de los inevitables tópicos que hemos visto ya en otras partes. Eso sí, no recuerdo una moe tan graciosa como Ania (hasta extremos algo delirantes). En cualquier caso, mezclar fantasmas con apuestas es un giro inesperado, hay que reconocerlo. Y si no, siempre está la dotación de tías buenas, para quien guste.

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