Mientras me pongo algo de Audioslave y Platero, la inquietud invade mi pequeño escritorio. Esta mañana (frustrada porque no he encontrado sitio en el único lugar de estudio abierto en la ciudad, y no penséis que dormí de más) he leído un articulillo en internet (¿dónde si no?) sobre el World of Warcraft. Hacer esta simple mención ya es suficiente para que la gente eche chispas, tanto los que juegan asiduamente y piensan "ya está el cenizo este metiéndose con cosas que le gustan a los demás por deporte", como con los que me darán la razón y echarán pestes del juego.
La columna, o como la queráis llamar, muy resumidamente constaba de lo siguiente: un chaval como cualquier otro, como tú o como yo, que acababa de salir de la escuela de ingenieros y buscaba trabajo. Y mientras tanto necesitaba ocupar mucho tiempo libre al haber perdido su principal ocupación en la vida, lo que yo llamo "descompresión" o "desaceleración". ¿Qué decidió? Pues meterse al WoW, claro. Lo que parece una buena idea.
¿Y cuál fue su experiencia? Pues que la gente se tomaba la experiencia de juego como algo enfermizo. En primer lugar, el principal problema es que es muy fácil engancharse tanto como para invertir grandes cantidades de tiempo en el juego, desocupándose de temas de la vida real. De acuerdo, el texto era todo en plan un poco exagerado, quizás porque él mismo se dejó apabullar por el juego, pero miremos la realidad. Él apuntaba a problemas de diseño que son bastante claros en el WoW: la enorme competitividad que se fomenta en base a conseguir los objetos más poderosos que se pueda, y el hecho de que la gente siempre quiera más y más. Todo para conseguir sus 15 minutos de fama, para ser el héroe por un ratito, nunca más tiempo. En fin, lo que uno busca cuando juega a un juego, que es desconectar de la vida real y poder hacer cosas que no hace normalmente. Pero lo malo es que el WoW necesita de un sacrificio en tiempo constante y escalonado. Él hablaba de cosas que nos parecerán increíbles, como matrimonios en la cuerda floja por culpa de muchas horas online, parejas que se rompen por culpa de cosas in-game, y estudiantes de secundaria que suspenden sus exámenes porque tienen que conseguir tal o cual pieza de equipo.
Tengo que decir que desde siempre he sido amante de los videojuegos, pero si bien conozco gente cercana que le echa bastante tiempo al WoW, he tomado la decisión consciente de no probar este juego, y mirar con cierta desconfianza los MMORPG. Sé que mi escasa fuerza de voluntad no me ayudaría en caso de instalar un juego de estos en mi disco duro. Y es que aunque no todo el mundo llega a los extremos citados, pienso (y es mi opinión personal e intransferible) que es ridículamente fácil dejarse llevar por todo el ambiente y, digamos, "echar tu vida por la borda". Y pienso que es en parte por cómo está planteado el juego. Algo que va siendo común en la vida de hoy en día, que cada vez más acude (y acudimos todos) al mundo online para desfogarse de lo real. Un día, en la biblioteca, cogí un número reciente de una revista de informática, y ahí estaba, institucionalizado, el apoyo a las relaciones personales online. Decía algo así como que actualmente se está popularizando el tener un blog, el tener una cuenta de facebook, el pasarse las horas muertas en el Messenger, etc. Pero lo decía en el tono de, "esta es la tendencia marcada, ¿te vas a quedar anticuado sin tu blog, sin tu facebook, sin tu Messenger 8?"
Bad Religion, un grupillo inquieto por lo que pasa en el mundo, hablaba en uno de sus discos de "la raza gris". Una humanidad que cada vez más se ve atrapada en sus propias trampas, que cada vez se deshumaniza más. Y eso era en 1996, cuando apenas habíamos visto nada. No me entendáis mal, yo también tengo un blog para ver si alguien pica y lee lo que pienso, yo no soy la persona más social del mundo, pero pensemos un momento hacia donde nos conduce todo esto. Porque hay gente que cae en su propia trampa y usa mal el WoW o internet. En lugar de ser algo que nos acerque más, resulta ser un espacio que trae malos rollos y problemas en la vida real. Y eso no mejora el mundo, que es para lo que se concibieron estas cosas. Al contrario.
La columna, o como la queráis llamar, muy resumidamente constaba de lo siguiente: un chaval como cualquier otro, como tú o como yo, que acababa de salir de la escuela de ingenieros y buscaba trabajo. Y mientras tanto necesitaba ocupar mucho tiempo libre al haber perdido su principal ocupación en la vida, lo que yo llamo "descompresión" o "desaceleración". ¿Qué decidió? Pues meterse al WoW, claro. Lo que parece una buena idea.
¿Y cuál fue su experiencia? Pues que la gente se tomaba la experiencia de juego como algo enfermizo. En primer lugar, el principal problema es que es muy fácil engancharse tanto como para invertir grandes cantidades de tiempo en el juego, desocupándose de temas de la vida real. De acuerdo, el texto era todo en plan un poco exagerado, quizás porque él mismo se dejó apabullar por el juego, pero miremos la realidad. Él apuntaba a problemas de diseño que son bastante claros en el WoW: la enorme competitividad que se fomenta en base a conseguir los objetos más poderosos que se pueda, y el hecho de que la gente siempre quiera más y más. Todo para conseguir sus 15 minutos de fama, para ser el héroe por un ratito, nunca más tiempo. En fin, lo que uno busca cuando juega a un juego, que es desconectar de la vida real y poder hacer cosas que no hace normalmente. Pero lo malo es que el WoW necesita de un sacrificio en tiempo constante y escalonado. Él hablaba de cosas que nos parecerán increíbles, como matrimonios en la cuerda floja por culpa de muchas horas online, parejas que se rompen por culpa de cosas in-game, y estudiantes de secundaria que suspenden sus exámenes porque tienen que conseguir tal o cual pieza de equipo.
Tengo que decir que desde siempre he sido amante de los videojuegos, pero si bien conozco gente cercana que le echa bastante tiempo al WoW, he tomado la decisión consciente de no probar este juego, y mirar con cierta desconfianza los MMORPG. Sé que mi escasa fuerza de voluntad no me ayudaría en caso de instalar un juego de estos en mi disco duro. Y es que aunque no todo el mundo llega a los extremos citados, pienso (y es mi opinión personal e intransferible) que es ridículamente fácil dejarse llevar por todo el ambiente y, digamos, "echar tu vida por la borda". Y pienso que es en parte por cómo está planteado el juego. Algo que va siendo común en la vida de hoy en día, que cada vez más acude (y acudimos todos) al mundo online para desfogarse de lo real. Un día, en la biblioteca, cogí un número reciente de una revista de informática, y ahí estaba, institucionalizado, el apoyo a las relaciones personales online. Decía algo así como que actualmente se está popularizando el tener un blog, el tener una cuenta de facebook, el pasarse las horas muertas en el Messenger, etc. Pero lo decía en el tono de, "esta es la tendencia marcada, ¿te vas a quedar anticuado sin tu blog, sin tu facebook, sin tu Messenger 8?"
Bad Religion, un grupillo inquieto por lo que pasa en el mundo, hablaba en uno de sus discos de "la raza gris". Una humanidad que cada vez más se ve atrapada en sus propias trampas, que cada vez se deshumaniza más. Y eso era en 1996, cuando apenas habíamos visto nada. No me entendáis mal, yo también tengo un blog para ver si alguien pica y lee lo que pienso, yo no soy la persona más social del mundo, pero pensemos un momento hacia donde nos conduce todo esto. Porque hay gente que cae en su propia trampa y usa mal el WoW o internet. En lugar de ser algo que nos acerque más, resulta ser un espacio que trae malos rollos y problemas en la vida real. Y eso no mejora el mundo, que es para lo que se concibieron estas cosas. Al contrario.
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