D&D Cornucopia - 40 años de reuniones en el sótano.

Hola amigos, hoy voy a escribir una serie de artículos de D&D. ¿Por qué?, pues porque me da la gana, y porque he estado leyendo esta maravillosa entrada de la Wikipedia con datos sobre el juego que desconocía.


Mi relación con la fantasía en general se remonta a cuando era muy pequeño, cuando estas cosas triunfaban comercialmente con cosas como los librojuegos de "Planea tu Fuga" (un "Elige tu propia aventura" infinitamente más molón), que conocí bien pequeño (tendría yo 6 ó 7 años). Mi primer intento fue leer "Doneval" de Graham Dunstan Martin, una novela épico-fantástica con aire un poco celta, que había conseguido ser publicada y traducida en una colección de fantasía juvenil española. Naturalmente, no me enteré de casi nada...


Un pedazo de historia de los 80

Pasaron los años y llegó 1997, en el cual mientras daba mis primeros pasos por Windows (95), jugaba a todo lo que salía para pc. Como tal era asiduo consumidor de la PCManía, que para el que no lo sepa era una revista especializada de aquellos tiempos, lo que ahora es la Personal Computer & Internet. Y un buen día, vino con el cd de regalo un jueguillo que captó inmediatamente mi atención. ¿Adivináis cuál?...

Nada menos que Magic El Encuentro. Aunque mucha gente de la que juega ahora se inició en el 96 con el set Espejismo, que marcó el devenir del Magic moderno, sin duda el juego de Microprose que adaptaba a pc las cartas hizo muchísimo por aumentar la base de jugadores. Te daba todo lo necesario para empezar, y así mucha gente cayó a uno de los peores vicios que dieron los 90, pero que enganchaba que no veas.


                 El culpable

Tras jugar asiduamente todo 1998, llegó el 99. Entonces fue cuando empezaron a llegar alternativas a Magic: tanto en las cartas (Leyenda de los Cinco Anillos, que estaba de moda) como fuera de ellas. Y aunque muy lejos de los niveles de hoy, el Magic en su versión más humilde (Estándar y Extendido) ya se había empezado a desmadrar a lo grande en dinero. Y además cada vez paqueteaba más, así que, necesitaba un vicio más estable. ¡Y no me refiero al PCFútbol!, que también aportaba lo suyo.

Fue, creo que en el último cuarto o tercio de 1999, cuando reuniendo a un grupo de amigos "ad hoc", creamos un grupillo de jugadores de D&D. Aunque no jugábamos en un sótano (esto es puramente americano y a la gente le extrañará). Jugábamos en casas de la gente, concretamente en sus cuartos. La edición era la de aquellos tiempos: AD&D Segunda Edición, la del 87 según el artículo enlazado arriba. A mí me venía genial porque gracias a mi vicio con el pc, le había dado muchísimo al Ravenloft II Stone Prophet, que a pesar de su horrenda traducción, pesadilla de cualquier filólogo, dejaba clara la mecánica y los entresijos del juego. Justo aquellos tiempos en los que cursaba con poco interés el Bachillerato estaba absorbido (y hasta hoy) con el increíble Baldur's Gate original. Donde estén aquellos tiempos que se quite el Dragon Age.

No voy a analizar nada de lo que me parecía el sistema de AD&D2, ya que por entonces era lo único que existía para mí. Cuando lleguemos a Tercera ya hablaré de los contrastes. Está claro que las cosas las coges con más ilusión cuando empiezas con ellas, y así ocurrió. A veces seguir con ello es un tema más de nostalgia sumada a lo que te aporta el propio juego. Aparte de una época muy movidita en lo personal con viajes para aquí, viajes para allá por la cornisa cantábrica, más independencia y más aventuras fuera y dentro de la mesa de juego.

En suma, D&D permitía como todo juego de rol una sesión social periódica que se extendía más allá de la mesa de juego hasta abarcar nuestras vidas sociales. Y a un precio muy competitivo respecto a Magic; los manuales eran caros (compré a pachas la última edición de AD&D, la del 95, pero sólo el Manual del Jugador ya que nosotros no dirigíamos) pero nada que ver con los cartones impíos. Habíamos encontrado el vicio definitivo.


Siempre fue un sacadineros, aunque si no tenías dinero, no te lo podían sacar...

Comentarios